Historia del Kyokushin Karate


La historia del karate Kyokushin se remonta a la década de 1950, cuando Masutatsu Oyama (1923-1994) abrió su primer dojo oficial en 1953 en la región de Tokyo para enseñar karate Goju‑ryu. Pronto comenzó a apartarse de ese estilo, enfatizando el contacto pleno en kumite y desarrollando una metodología de entrenamiento dura que incluía romper tablones y botellas para probar fuerza y determinación. En 1956 su dojo pasó a llamarse “Oyama Dojo”, y en 1957 se celebró una ceremonia en la que se oficializó el nombre Kyokushinkai, que puede traducirse como “la búsqueda de la verdad suprema”. Oyama otorgó su primer cinturón negro en 1959 y formalizó un programa de enseñanza basado en kata, kihon y un riguroso sparring a contacto pleno.
En 1964 Oyama fundó la International Karate Organization Kyokushin Kaikan (IKO) con sede en Ikebukuro, Tokio, para coordinar la difusión del estilo a nivel mundial. La organización envió instructores a Estados Unidos, Europa y América Latina, y organizó el primer Campeonato de Karate de Contacto Completo de Japón en 1969 y el primer Campeonato Mundial en 1975. Durante las décadas de 1970 y 1980, el Kyokushin ganó reputación como “kenka karate” por la intensidad de sus combates, y su filosofía de no rendirse se convirtió en un sello distintivo. Para principios de los años 1990 existían más de mil dojos en 123 países con millones de practicantes.
Tras la muerte de Oyama en 1994, surgieron disputas sobre la sucesión y la IKO se dividió en varias organizaciones, cada una liderada por distintos senpai y shihans que habían estudiado con él. A pesar de estas divisiones, el legado de Oyama perdura en los dojos Kyokushin de todo el mundo, que continúan transmitiendo una disciplina basada en la búsqueda del “kyokushin” (verdad última), el espíritu de lucha y la automejora.
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